3.4.03

No quiero
(la invasión a Irak)

No quiero despertarme un día con la noticia que todos esperamos: “Estados Unidos proclama la victoria ante Irak”. No quiero escuchar en la radio, ni ver por la televisión las imágenes de un país destruido por la guerra. No quiero escuchar en sueños, a miles y miles de inocentes clamando venganza.
En las noches mientras dormimos, las almas de los inocentes llegarán a nuestras habitaciones. Se acostarán a nuestro lado. Entre nosotros y nuestra pareja. Estarán dormidas al lado de nuestros hijos, compartiendo su cuna, invadiendo su sueño.
No quiero temer más de lo que temo al Todopoderoso Imperio Gringo. No quiero ser políticamente correcto. No quiero llenarme de estadísticas. Por que así será, si Estados Unidos sigue. No se detendrá con tener el petróleo de Irak: lo mucho se vuelve poco, con sólo desear un poco más. El gobierno estadounidense, está atrapado en la vorágine de la conquista.
No quiero un mundo donde el resentimiento crezca por culpa de unos pocos. No quiero que la falta de entendimiento de occidente, acabe por poner en nuestra contra a oriente.
Miles de mujeres están siendo violadas. Miles de ellas serán discriminadas y dejarán de ser aceptadas en su sociedad, por llevar la semilla del enemigo. Miles de niños están muriendo con los cráneos abiertos.
No digo que Saddam sea un santo, no lo es, es un hijo de la chingada. Pero no importa él. Los iraquíes están peleando por su libertad, por quedarse con un dictador y no cambiarlo por otro. A fin de cuentas el que tienen morirá, el que llega se quedará.
Quiero un mundo en el cual pueda sentarme a las ocho de la noche en un sillón viejo y cómodo, a ver la televisión y enajenarme con programas cómicos de primera línea. Poder pasar un sábado echado en la cama, sin salir de casa, con el control de la video, viendo películas de arte y de lo que sea; quiero ver a mis anchas un episodio repetido de Friends. Quiero escuchar la música que le gusta a mi esposa, mientras estoy cocinando. Carajo, quiero cocinar lo que se me antoje cocinar para una cena con mis amigos. Lo que quiero es poder tener un mundo tranquilo. Donde mi hijo de dos años pueda ver el sol, pueda jugar y tenga la oportunidad de sonreír, llorar, sufrir y ser feliz.

JM

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