17.6.03

El taquero Joe

Conocí a Joe, hace muchos años, casualmente en una historia de un amigo cercano, Carlos. En algún momento del tiempo que tengo de conocerlo, me dió a leer uno de sus cuentos, hazaña por demás inaudita, según he llegado a comprender sobre los comentarios anecdóticos de sus otros amigos, pero el punto es que en el susodicho cuento este aparece Joe, no con ese nombre, sino con otro que no recuerdo, pero siempre que me lo he encontrado fuera del cuento lo llamo joe, y así el me entiende. Él se dedica al negocio de la taquiza desde hace más de veinte años, no sé cuántos años tenga, pero lo que sí sé, es que no cambia con el paso de los años, y no lo hace, por que siempre es distinto, ¿me explico? Lo he visto muchas veces, pero cada vez es diferente, aunque responde al mismo nombre, pero lo que nunca cambia en él es la profesión. siempre está vendiendo tacos, a veces con bigotes morsinos o ojos a medio abrir, con cara de cerdito o barba llena de grasa taquera, manos nobles que atienden su negocio en cualquier punto de la ciudad.

Hay que destacar, por supuesto, que sus tacos siempre han tenido efectos muy por fuera de los demás. En el cuento en que conocí a Joe, los tacos hacían las veces de enervantes de las facultades morféicas del personaje central, pero en otras ocasiones provoca la alucinación sin tregua de los consumidores, se dice por ahí que a más de un iluminado, la gran revelación le ha llegado después de consumir un taco de Joe, pero hasta el momento nada se ha podido probar al respecto, pero no dudo de que pueda ser así. Lo que me consta es que los tacos de Joe, son de los más altamente tóxicos. La primera vez que lo conocí, noté en el fondo de su puesto varios cadáveres de cucaracha muertas, pero sin estar aplastadas.

Joe me debía un favor, bueno se lo debía a uno de los otros yo, por que en una ocasión le llegó salubridad, justo cuando estaba yo comiendo uno de sus especiales de tripa. Llegaron preguntando por Joe, él puso una cara de fantasma y empezó a tartamudear, mi otro yo dijo que él no era Joe, que de hecho se llamaba Alberto [curioso ¿no?], después de una discusión acabaron aceptando unos tacos y al terminar se fueron caminando en cuatro patas, convencidos de ser unas dálmatas. Joe juró deberme un favor, que nunca le había cobrado, hasta hace unos días.

Alberto {el verdadero, el único: Chimal} se iba de gira arrítica a Colima, pero yo alcancé a leer entrelíneas de lo que me dijo [?] que todo estaba planeado para que Rax recogiera a Deíctico en el aeropuerto. Así que le pedí a Joe que estuviera a las vivas. Curiosamente el me había llamado dos días antes para decirme que andaban rondando seres muy extraños por su taquería, creyó que se trataba de los de salubridad y necesitaba que le ayudara de nuevo. Me los describió como monjas en smoking con pinta de pingüinos, supe de inmediato que una gran movilización de pingüinos metamórficos estaba tramando de nuevo dar con Deíctico. Así que le dije que se apersonara en el aeropuerto y que ante cualquier indicio que saliera de lo subnormal se diera al ataque, para detener las andanzas de los pingüinos. Al parecer todo resultó.

Pero eso sí, de Björk, no sé nada... la la la...

JM/Incannus/Bahamut/Chema/y los demás

16.6.03

Para quien le interese

Nótese que no tengo mayor cosa que hacer en estos días, para muestra lo siguiente:

Primer boscador para especialistas en lavanderías y tintorerías.

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JM