2.10.03

Sólo aclarando

El post anterior no refleja mi sentido de ánimo actual. Es, simplemente, un pensamiento para algo, un poema, un texto, qué se yo, pero si no lo escribía por allí, se me olvida.

Ahora sí, ciao

JM

1.10.03

¿A quién se le reclama, a qué d[D]ios, cuando la vida se va al carajo, cuando las cosas no están como deberían, cuando se ha aceptado la responsabilidad de los actos propios?

JM
Por esto, se supone, no me dieron la beca:

Caminarás al horizonte

Me quedaré sentado,
tú, caminarás al horizonte,
alejándote.

No me fijaré en tus huellas,
no te seguiré,
ni buscaré tu rastro.
Dejaré que te pierdas
en la memoria,
en las rocas.

Viajarás muy lejos,
no volveré la vista
y me quedaré aquí
a heredar el viento.


Cómo poder pensar

Cómo poder pensar
de vuelta en gaviotas,
en las cuevas lejanas,
en terrenos sin forma.

Cómo pensar de vuelta
en castillos o princesas,
en libélulas parlantes,
en secretos soterrados.

Cómo poner la vista
en los viajes sin rumbo,
en las noches en vela,
en la muerte
o las estrellas.

Cómo apartarme,
de tus ojos verdes,
de la piel de arenisca,
de tu contundente
presencia.

Cuando partan
Cuando partan
pararé los relojes,
el del buró, el despertador,
los tres relojes que tenía ella:
el azul, el morado y el negro.

Me quedaré sentado
unas horas, quizá unos días.

Me pondré de pie
daré una última ronda a la casa:
lavaré los trastes,
vaciaré la tina,
haré las camas.

Un tiempo después de terminar
de oír sus pasos alejarse,
limpiaré el refri,
desconectaré todos los enseres:
la cafetera, la lavadora, el micro.

Limpiaré el comedor,
dejaré todo reluciente.
Borraré el mensaje del teléfono,
borraré el disco duro del ordenador.

Después de dejar todo listo
y reluciente,
después de hacer todas las llamadas:
saldré corriendo,
desquiciado,
llorando y lamentándome.

Saldré arrastrándome,
atenazadas las piernas de dolor,
con miles de nudos en la garganta.

Saldré corriendo,
con el miedo detrás mío.

Cuando partan,
saldré corriendo
detrás suyo.

Cuando partan,
saldré tras ellos.
Mis días vacíos, grises.
Cuando partan,
moriré con ellos.

El perdón

¿Quién
habrá
de perdonarte?

¿Quién
justificará
tu error?

La voces
se escuchan,
miles
de ellas,
repiten:

... perdónate,
no sabes
lo que haces...

Hay tres días

Hay tres días,
tres en la muerte
y tres en el ocaso.

Viven las madres con el vientre abierto,
las gaviotas caen en picada,
sobre sus pechos.

Gimen los humos de la llama,
mientras los soles
se ocultan tras las nubes.

Los vigilantes se van de ronda,
las niñas abren su sexo a la noche
y las piernas tiritan de angustia

Son cinco valles en el alba,
tres de la muerte y
dos de ocaso.

Las lágrimas se derraman
en la hierba junto a
los muertos de la tarde.

Son cinco pasos para salir:
respirar el aire, gozar,
repetirlos dos veces y expirar.

Los cantos callan el espacio,
el olivo gime,
los otros callan.
Caen los tumultos en las calles,
los soles se suicidan en lo alto,
cae dios en el crepúsculo.

Los dientes se cierran en el dolor
de la ausencia;
huye la fe y se esconde en todas partes.

Falta dios en las alturas,
libre queda el albedrío.
No duraste más de dos mil años.

Se despejan las almas de tu rostro,
la sangre deja de salir por las heridas.

Las olas brincan y lanzan dentelladas,
los delfines se acuestan y
hacen el amor al alba.

Dos noches de sucesos desleídos,
los dragones no aparecen,
las siete cabezas fueron cortadas.

Las vírgenes han muerto
con las piernas abiertas y
un hombre en la cama.

Los presos rezan por tu misericordia
y caen de lo alto de las torres:
Echan a volar los cabellos y maldicen tu nombre.
Los ojos se cierran a tu palabra,
los sacerdotes se desnudan
y tienen sexo con tus ídolos

Tu hijo quema el libro,
lo hace trizas y
te niega siete veces

Caen los llantos de los cielos.
Tú,
haz muerto.

La casa vacía

Por las paredes se va arrastrando,
con un dejo de nostalgia, el vacío.
Las sombras de los habitantes se alargan
a las seis de la tarde.

El sol incandescente deja de tocar
los muebles y se retira ante la
ominosa presencia del cansancio.

Todo va quedando en silencio,
todo se va haciendo negro.
Afuera la luz, es tragada por las montañas.

El olor del pasado va emergiendo de los rincones,
el vapor de la soledad deja escapar pequeños suspiros.

Ya nadie queda para mirar las fotografías,
para atender la mesa, para preparar las viandas.

En esta casa vacía, nadie más vive,
nadie más existe.

La desgracia

Haré de mi vida la desgracia
y obtendré así tu mirada.

Así te maldigo desde ahora:
con los ojos puestos en
la decadencia.

La desgracia sea tu nombre
para siempre.

La ira

Te he odiado meticulosamente.
He odiado a tus santos,
hasta el cansancio.
A cada uno de los tuyos he negado.

A cada paso,
con cada respiración,
más odio.

A cada día.
A cada segundo.
A cada ciclo de mí,
he borrado tu nombre
de mi historia.

Hago pasar mis dedos
por tus letras y
no reflejan
su sentido
por más que entierre
mis uñas en su cuerpo.

Cae la sangre del papel
y no dice nada.
No hay angustia, no hay dolor,
no hay llanto. Sólo la ira
como sombra queda.

Los hijos de Dios

Cómo creer en ti, si has mandado a tu hijo
no a la cruz, sino a las llamas
y así,

con las alas quemadas
hasta la carne viva,
con la injusticia de tu soberbia,
tomó el infierno.

y lo modelo a tu imagen
y semejanza,
a tu idea y deseo.

Mandaste a tu primer hijo a las llamas,
mandaste al segundo a la tierra.
El tercero morirá ahogado.

Los ojos de ésa niña

Los ojos de ésa niña
son color verde.
Son del color de la muerte.
No del verde podredumbre,
sino esmeralda.
Son los ojos de una muerte sana,
de una muerte elegante,
desnuda,
tumbada sobre la cama.

Maldigo

Te maldigo a ti,
a tus siete arcángeles,
a tus santos y vírgenes.
Maldigo tu existencia
y tu nombre

Ten de vuelta lo que me has dado:
la maldición del cuerpo
la angustia del pecado.

Maldigo tus vírgenes y
tus hipócritas santos.
Que las velas y cirios
quemen tus pies y
te abran las heridas.

Seas maldito siete veces:
una por cada infierno,
una por cada muerte
en tu nombre

Que junto a tu trono
descansen los condenados,
los parricidas y los herejes;
que griten a tu oído las injurias
y vayan contando tus pecados.

Me arrancaré los ojos

Me arrancaré los ojos
y miraré con el alma,

Mientras maldigo tu nombre,
florecerán pétalos en mis cuencas.
Los girasoles te aplastarán
con la lluvia de diciembre.

Cantarán las nuevas aves
el himno pagano de tu desgracia.
Serán las últimas horas
en que estarás sentado mirando
como se destruye mi alma
y escuchando mi voz en tu cabeza

En cada respiración
está impregnado el tufo de la muerte.
Tú ahí sentado, morirás en decadencia,
los ojos de tus santos estarán vedados.
Se abrirán en las sombras,
las desgracias.
Se quebrará la piedra en que estás labrado,
el polvo descansará en tu regazo.

Me arrancaré los ojos
para verte fijamente.
Mientras los ayeres
se desgranan.

De pronto siento un nudo que se va corriendo hacia mi garganta, unas irremediables ganas de llorar. Estoy tan harto, tan lleno de ira, de frustración de... de... ME LLEVA LA CHINGADA. Necesito gritarlo a los cuatro vientos, que la voz, mía, sea arrastrada hasta los últimos confines del planeta y que quien la escuche se quede callado un segundo para después, como es de esperarse, siga con su vida...

JM

PD
Estoy bien, únicamente un poco enojado.

30.9.03

por obra y gracia de Alberto Chimal, tienen blog para un rato más.

JM
Ok, ha quedado decidido

Si nadie lee este blog en las próximas 24 horas y da fe ante notario [dejan un comentario a este u otro post, ponen un mensaje en el chatterbox de la izquierda y me mandan un correo; las tres cosas], este blog dejará de existir.

PD
Que no ven que quiero que alguien me lea?

PD2
El mail, mejor envíenlo a incannus@hotmail.com

JM