18.8.05

Tenía el miedo equivocado.

Hace una par de meses, ¿años?, que me siento atrapado en el lugar que ocupo, laboralmente. No hay siguiente paso, no hay nuevas cosas, no hay agradecimientos, no hay renovación. Durante todo este tiempo pensé en la salida del lugar, pero el miedo me detenía, el miedo a perderlo todo. Miedo a dejar las cosas... bueno ese es el miedo que pensé tener. Hace un par de días, me dí cuenta de que el miedo que realmente me ha detenido no se encuentra a mis espaldas, no es uno que me jale, no es una cuerda que esté apenas hogada alrededor de mi cuello, no. Es un miedo que me detiene desde el frente, como una pared que se va haciendo más sólida a cada milímetro que intento penetrarla. Me devora el miedo de no saber hacia dónde voy, de no ver el piso en el que estoy a punto de depositar el peso de mi pie. Ese es el miedo que tengo, el miedo de lo que está por venir, no el miedo de dejar las cosas atrás, ése ya lo supere, ahora debo seguir de frente y tener la fe ciega que tantas veces se me ha dicho debo tener. En fin, aquí vamos pues.

JM

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recuerda a Dory y a Marlín, ¿cómo sabes que todo va a estar bien? No lo sé. Y de todos modos se dejan caer hacia la garganta de la ballena.

Y recuerda que tienes una acuariana dispuesta a enseñarte a caminar sobre el viento.