26.3.04

Hay alguien allí. Detrás de la puerta. Puedo sentir su presencia, puedo darme cuenta del miedo que fluye de él hacia mí. Es una sustancia vaporosa, pero al fin sustancia que no logra levantarse más allá de unos centímetros del suelo. Es del color de un incienso de sándalo. Se va arrastrando con fluidez y está a punto de alcanzarme. Mientras tanto, yo en la cama no logro despertarme. Tengo miedo. Miedo de que el miedo me alcance.

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